Hemos visto que cada proceso del cuerpo es una respuesta equilibrada a eventos inesperados que ponen en riesgo la supervivencia del sistema.
Así, del pequeño resfrío al tumor, todo tiene un sentido biológico respecto a la función del órgano y del tejido involucrado.
También, en la mayoría de los casos, la así llamada ¨enfermedad¨ se manifiesta con sus síntomas solamente en la segunda fase, que es aquella de reparación de los tejidos: en efecto, la fiebre y los dolores son procesos ¨calientes¨ que tienden a mantener al organismo en reposo, para, de ese modo, conseguir una rápida recuperación de la fisiología normal del órgano que había entrado temporalmente en un modo de ¨fisiología especial¨.
Cuando un evento inesperado sucede una sola vez y el organismo reacciona alejándose del peligro, el proceso se cierra en un solo ciclo.
Por ejemplo:como algo en mal estado y el intestino responde con una ¨fisiología especial¨ aumentando la peristalsis para evacuar rápidamente el bocado indigesto o invierte la dirección de la peristalsis si el camino es más corto.
Muy simple y lógico.
Es este caso podrá advertir un poco de calambre y dolores abdominales y al solucionar el problema del bocado en mal estado expulsado, la fisiología especial se frena en una fase de momentáneo reposo de la peristalsis (constipación), para luego recuperar la operatividad normal.
¿Cómo intervenir cuando uno se siente mal?
Para una reacción así breve y soportable no hay necesidad de intervenir porque el cuerpo sabe perfectamente aquello que está haciendo y es sólo cuestión de dejarlo cerrar el ciclo.
Si en cambio, los dolores fuesen fuertes, molestos y prolongados, se podrán aliviar con terapias sintomáticas de cualquier tipo consultando a un médico, confiando en todos los extraordinarios medicamentos disponibles, de la fitoterapia, acupuntura, a la medicina alopática.
Llamamos a este proceso ¨monocíclico¨, cuando a un preciso evento, el sistema reacciona , resuelve y vuelve a la normalidad. Es esto lo que sucede sustancialmente en la naturaleza.
Sin embargo en esta naturaleza hay alguien que ha aprendido, con particular diligencia, a hacer algo extraño: el homo sapiens es un ser que se destaca en el cosmos por su capacidad de repetir indefinidamente actitudes en modo automático, aún cuando le provocan un daño.
Como el bocado que me hace mal, pero cuando se me pasa el malestar lo vuelvo a comer; ahora, por un momento no, pero después pruebo otra vez, que puedo hacer… y la peristalsis con gran celo hace algo extraordinario.
Una forma un poco irónica de explicar la cuestión, sin embargo cuántas veces nos encontramos en la vida repitiendo la misma situación, repitiendo siempre los mismos errores, pateando repetidamente la misma piedra...
El cuerpo a cada situación repetida responde con la fisiología especial específica que conoce para sobrevivir, pero, cuando no permitimos que tenga tiempo de completar el ciclo de reparación, nos encontramos instalados en un largo e ininterrumpido proceso de fisiología especial, con dolores que perduran tornándose entonces, crónicos.
En estas condiciones es lícito buscar aliviar los síntomas con todos los medios terapéuticos disponibles, sin embargo también es claro que, si el ciclo de reparación no se logra terminar porque continúa a ser alimentado, se convierte en una lucha contra sí mismo.
Como si se buscase secar un charco con una toalla mientras continúa lloviendo torrencialmente.
Es aquí que las terapias sintomáticas fallan: porque actúan exclusivamente sobre el síntoma, no teniendo la posibilidad de intervenir sobre la posición del organismo, repetitivamente inestable en su ambiente.
Es aquí que la persona, si quiere verdaderamente salir del loop, se debe entregar y ponerse en una posición de disponibilidad para hacer algo distinto.
"Esta actitud mía (que es una estrategia biológica de supervivencia) ha sido óptima y me ha permitido llegar sano y salvo hasta hoy. Pero ahora, en el mundo en que me encuentro hoy, veo que no funciona más, entonces me entrego".
De este momento en adelante , el esquema repetitivo es abandonado y se tiene la libertad absoluta para ir en cualquier otra dirección.
Las intervenciones que ayudan a salir de esta actitud repetitiva, nociva y limitante son aquellas adoptadas por las terapias causales, las cuales no intervienen sobre el síntoma (para lo cual tenemos a disposición las numerosas medicinas de las terapias sintomáticas), sino que buscan abrir una nueva grieta en la atención de la persona, una pequeña luz que permita entrever que existen distintas posibilidades para elegir, un camino que efectivamente no se eligió antes, una nueva modalidad de afrontar la situación, con el intento de evitar caer continuamente en el mismo lugar.
En definitiva se trata de un enfoque que ayuda a salir de la rutina no-biológica que mantiene al organismo en alerta continua y que es la causa fundamental de la ¨respuesta patológica¨.
Frecuentemente es sólo cuestión de un pequeño movimiento de algunos milímetros, porque una avión que despega de París y va siempre a Nueva York, si se desplaza la trayectoria medio grado, para sorpresa pueden encontrarse en México. Y la cosa puede incluso gustarle.
Luchar para aferrarse consolida los esquemas, soltar y ser flexible abre infinitas posibilidades a la vida.
Para cada uno la elección de lo que es bueno, útil y posible en ese momento: intervenciones sintomáticas, causales o ¨no tengo ganas de cambiar nada¨.
Son instrumentos complementarios que, hoy en nuestra sociedad, están a disposición de todos.
A quien no le quede claro de qué cosa se está hablando, puede permanecer en contacto con este sitio web y aclarar las ideas con el tiempo.