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Los medicamentos, ¿hacen bien o hacen mal?

Si de un lado están todos A FAVOR de la medicación, del otro están todos EN CONTRA de la medicación.
Si el primer fundamentalismo puede ser a menudo ciego, el segundo es devastante.

En efecto, el ¨bio-terrorismo¨ (aquel del ¨todo natural¨, lejos de los fármacos y cuidado si se llama a un médico) está causando un daño inconmensurable aún no cuantificado hoy.
Seguido a cualquier regla de conducta que se dé, a menudo dictada por un rechazo a alguna cosa, el resultado seguro que se puede obtener es el de quedar separado del resto del mundo y de tener negado el acceso a nuestros propios recursos. 
Como pasa cuando se da una regla estricta en la dieta, fracturando al mundo en alimentos buenos y alimentos malos, así sucede con los medicamentos, partidos en dos por sustancias buenas y sustancias malas o terapias buenas y terapias malas. No se toma en consideración nunca, en cambio, al sujeto que vive esa experiencia, en aquel preciso momento de su vida, en aquel contexto particular que es siempre diferente y variable incluso en el mismo sujeto.
Es así que no pueden existir alimentos buenos o malos, terapias buenas o malas, medicamentos buenos o malos, sino simplemente cosas que pueden tener un efecto de un cierto tipo en esa precisa persona en aquel preciso momento de su vida.


Sobre los medicamentos buenos y malos podemos decir lo mismo: la medicina sintética no es necesariamente peor que el remedio natural como la hierba del bosque y viceversa: ambos tienen un efecto sobre el organismo que puede ser útil para sostener un proceso de curación, y al mismo tiempo pueden ser un veneno que el cuerpo sabe de qué manera gestionar y eliminar.
La medicina convencional y aquella ¨alternativa¨ tienen, cada una a su manera, experiencia y eficacia en la reducción de los síntomas de cualquier enfermedad,y al fin de cuentas la gestión de la urgencia es igual para ambas.

Luego de que los síntomas más graves y debilitantes son atendidos, el conocimiento de las leyes que gobiernan los procesos biológicos puede ser importante para ayudar al organismo a completar su trabajo de recuperación de la fisiología normal. De esto se trata: acompañar el proceso natural de reparación.
Si se conoce el proceso en curso sobre la curva bifásica, se puede intervenir cuando es necesario, con la precisión y el apoyo del médico de confianza, con todas las sustancias disponibles, sean sintéticas o ¨naturales¨, sin prejuicios y sin ser presa del pánico.

A menudo, en cambio, se considera el conocimiento de las 5 leyes biológicas como una facción opuesta a la medicina o a la farmacología, circunstancia que lleva a la persona a casarse con una idea y a oponerse con todo su ser a la otra.
¨Yo no voy al médico¨, ¨yo no tomo medicamentos¨, ¨los médicos son todos charlatanes¨ son sentencias con las cuales la persona queda atada de pies y manos , aislada y que le impide tener acceso cuando es necesario, especialmente en la urgencia, a una asistencia que puede ayudarla.

Permitir al cuerpo completar el proceso natural de reparación es los que hacen todas las terapias cuando son eficaces.
En efecto, si tomamos un síntoma para todas las terapias conocidas, todas podrán decir que han curado una cistitis por lo menos una vez a lo largo de su carrera. Todos lo podrán decir, incluso con tratamientos que pueden ser totalmente opuestos, de la digitopuntura, la homeopatía, la acupuntura,a la medicina alopática.

Incluso enemigos antiéticos podrán demostrarnos que lo han logrado.
¿Cómo es posible?
Es posible simplemente porque no es la intervención externa la que hace el trabajo, sino los mecanismos biológicos diseñados por la evolución de la naturaleza para hacerlo, con el preciso fin de preservar la vida.

Así, secundándonos en la curva bifásica de la Segunda Ley Biológica (una ley natural experimentable en el 100% de los casos como la ley de gravedad sobre la tierra), cada uno puede permitirse de pedirle al médico la intervención para sí mismo que le permita sentirse más seguro.



traducción y dirección

Matelda Lisdero

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