BIEN-MAL,
CIGÜEÑA,
NEWS
El proceder casual en la busqueda de las causas: enesimo estudio sobre la cafeina
A menudo existe controversia sobre la insuficiencia de recursos públicos destinados a la investigación científica, ya que se cree que si aumentan los recursos aumenta la eficiencia lo que lleva, como consecuencia, a resultados sorprendentes.
Más allá de una evaluación cuantitativa, que es ciertamente importante, el ¨mundo de la investigación¨ parece estar envuelto en un aura de magia e impenetrabilidad, en el que los recursos entran con una ambición de eficiencia, pero aparentemente sin una orientación hacia la eficacia y diversificación de los estudios.
Este discurso es especialmente válido en un campo, el de la salud, en el que el modelo etiológico está ausente porque faltan referencias sólidas y, en definitiva, un sistema teórico etiológico coherente.
Por este motivo la investigación médica parece frecuentemente progresar con dificultad por tentativas casuales, repitiéndose servilmente a sí misma en un círculo vicioso.
El enésimo estudio sobre los efectos de la cafeína (café, té, chocolate) contradice las tesis precedentes y las creencias populares, que le sumaron a esta un efecto nocivo sobre el corazón que causaría taquicardia y arritmias.
Por el contrario, parece que ¨Las recomendaciones clínicas en contra del consumo regular de productos que contienen cafeína para prevenir disturbios del ritmo cardíaco debería ser reconsiderado- sostiene Gregory Marcus, el coordinador del estudio- dado que podríamos haber desalentado el consumo de alimentos como el chocolate, el café y el té, que podrían tener beneficios cardiovasculares¨
La noticia:
Café, té y chocolate no le hacen mal al corazón. De hecho, tal vez, le hagan bien (it)
Lo sabemos bien, especialmente en la actividad de revisión de noticias que realiza 5LB Magazine, que los resultados en la investigación de las causas, sobretodo aquella investigación "religiosa" centrada en lo maligno y benigno, y en lo que "hace bien/ hace mal", si contradicen con ciclos regulares.
El fenómeno es inevitable cuando en la base el sistema teórico es confuso e inconsistente porque con todo el avance tecnológico disponible no hay una brújula que indique la dirección en la que se debe buscar.
Entonces, tomo una caña de pescar y lanzo la carnada en un prado florido, con la ambición de atrapar algunas ostras.
Sin grandes resultados, pienso no haber hecho suficiente. Tal vez no he usado la carnada justa y trabajo duro para desparramar la pastura por todo el campo.
Tal vez sea necesario potenciar los instrumentos: adquiero una caña de última generación, extremadamente sensible a las micro vibraciones.
Tarde o temprano lograré algún resultado.
Aunque los resultados de los estudios sean tan contradictorios que terminan en ¨igualdad y empate¨, seguimos teniendo la sensación de no haber estudiado lo suficiente la relación entre ¨enfermedad¨ y cafeína, por lo que tendremos que hacerlo mejor.
¿Cuánto tiempo llevará certificar la culpabilidad o inocencia final del café?
¿Cuanto para condenar o absolver cualquier otro alimento o sustancia?
¡Pasado este lapso de tiempo, estaremos tan cansados que no solo nos daremos cuenta de que estuvimos buscando en el lugar equivocado sino también de que con la ¨caña de pescar¨ no tenemos ninguna esperanza de atrapar una ostra!
Más allá de una evaluación cuantitativa, que es ciertamente importante, el ¨mundo de la investigación¨ parece estar envuelto en un aura de magia e impenetrabilidad, en el que los recursos entran con una ambición de eficiencia, pero aparentemente sin una orientación hacia la eficacia y diversificación de los estudios.
Este discurso es especialmente válido en un campo, el de la salud, en el que el modelo etiológico está ausente porque faltan referencias sólidas y, en definitiva, un sistema teórico etiológico coherente.
Por este motivo la investigación médica parece frecuentemente progresar con dificultad por tentativas casuales, repitiéndose servilmente a sí misma en un círculo vicioso.
El enésimo estudio sobre los efectos de la cafeína (café, té, chocolate) contradice las tesis precedentes y las creencias populares, que le sumaron a esta un efecto nocivo sobre el corazón que causaría taquicardia y arritmias.
Por el contrario, parece que ¨Las recomendaciones clínicas en contra del consumo regular de productos que contienen cafeína para prevenir disturbios del ritmo cardíaco debería ser reconsiderado- sostiene Gregory Marcus, el coordinador del estudio- dado que podríamos haber desalentado el consumo de alimentos como el chocolate, el café y el té, que podrían tener beneficios cardiovasculares¨
La noticia:
Café, té y chocolate no le hacen mal al corazón. De hecho, tal vez, le hagan bien (it)
Lo sabemos bien, especialmente en la actividad de revisión de noticias que realiza 5LB Magazine, que los resultados en la investigación de las causas, sobretodo aquella investigación "religiosa" centrada en lo maligno y benigno, y en lo que "hace bien/ hace mal", si contradicen con ciclos regulares.
El fenómeno es inevitable cuando en la base el sistema teórico es confuso e inconsistente porque con todo el avance tecnológico disponible no hay una brújula que indique la dirección en la que se debe buscar.
Entonces, tomo una caña de pescar y lanzo la carnada en un prado florido, con la ambición de atrapar algunas ostras.
Sin grandes resultados, pienso no haber hecho suficiente. Tal vez no he usado la carnada justa y trabajo duro para desparramar la pastura por todo el campo.
Tal vez sea necesario potenciar los instrumentos: adquiero una caña de última generación, extremadamente sensible a las micro vibraciones.
Tarde o temprano lograré algún resultado.
Aunque los resultados de los estudios sean tan contradictorios que terminan en ¨igualdad y empate¨, seguimos teniendo la sensación de no haber estudiado lo suficiente la relación entre ¨enfermedad¨ y cafeína, por lo que tendremos que hacerlo mejor.
¿Cuánto tiempo llevará certificar la culpabilidad o inocencia final del café?
¿Cuanto para condenar o absolver cualquier otro alimento o sustancia?
¡Pasado este lapso de tiempo, estaremos tan cansados que no solo nos daremos cuenta de que estuvimos buscando en el lugar equivocado sino también de que con la ¨caña de pescar¨ no tenemos ninguna esperanza de atrapar una ostra!