Estos son programas funcionales que se han adaptado mejor al medio ambiente durante millones de años para garantizar la supervivencia, como los latidos del corazón, la respiración, la digestión, la filtración renal, la cicatrización, la obtención de alimentos y no convertirse en alimento... programas que se activan de forma completamente automática, es decir, sin la intervención de la mente consciente.
Con nuestras primeras experiencias de organismos vivos, ya en el útero de la madre (en estado embrionario) y en los primeros meses de vida fuera de él, estos automatismos heredados de la evolución de la especie se ponen en práctica de acuerdo con los estímulos ambientales recibidos.
Solo piense en las numerosas tensiones a las que un recién nacido tiene que reaccionar al nacer: aire, luces, sonidos, contactos ... ciertamente estímulos inesperados e impactantes.

La automaticidad es observable cuando, por ejemplo, imaginamos morder un limón siciliano grande, amarillo y jugoso: nuestras glándulas salivales se activan automáticamente mediante la hipersalivación, ya sea que lo queramos o no.
A nivel biológico volvemos a esa primera vez cuando éramos niños, cuando probamos el limón: el cerebro recupera inmediatamente el programa almacenado en la memoria y ordena la producción de saliva para diluir la acidez (ácido cítrico), lo que potencialmente podría ser un peligro para el organismo (aunque nos guste su sabor).


Afortunadamente, no es posible evitar que se activen los programas de supervivencia, ni tampoco es posible elegirlos o modificarlos ... inmediatamente luego de una señal ambiental, ¡el mejor programa comienza independientemente de nuestra voluntad!
Por lo tanto, es suficiente imaginar un limón, para desencadenar una respuesta bio-lógica sensata.
En una situación de peligro real o potencial, se inicia una fisiología especial a nivel de tejidos y órganos específicos que permiten al individuo hacer frente a la situación.

La activación de los programas no es producto de estados emocionales o psicológicos, que son objeto de estudio en el campo psicosomático, sino de sentidos biológicos instintivos, estrechamente relacionados con la forma en que percibimos los cambios del entorno externo e interno, y eso nos hace reaccionar como cuando, al tocar accidentalmente la olla hirviendo, sin ninguna mediación de la mente y, por lo tanto, sin ningún control, movemos la mano por reflejo.
Las 5LB nos explican exactamente, con precisión matemática, estos mecanismos automáticos.