Así como lo es el planeta, nuestro cuerpo es un ecosistema. Está compuesto por células y microorganismos que conviven y buscan la mejor forma de adaptarse y sobrevivir al ambiente. Necesitamos de cada uno de los elementos que lo componen para poder sobrevivir
Los microorganismos, hongos y bacterias, son parte de este sistema. Son nuestros albañiles a la hora de reparar los tejidos.
El problema aparece si los tejidos que tienen que reparar son muy extensos o están muy dañados. En esos casos es que los cuadros infecciosos, acompañados de un cuadro inflamatorio importante, pueden ser peligrosos y poner en jaque nuestra supervivencia.
La historia de nuestro conocimiento de los gérmenes se remonta a Pasteur, que es considerado el pionero de la microbiologia. Sin embargo en esa misma época otro científico Antoine Bechamp comprobó que los gérmenes aparecían en un organismo como consecuencia y no como causa de las enfermedades, esto último más acorde a lo que se conoce hoy en día.
En algo tan banal como el acné, que mucho hemos tenido, podemos experimentar que primero aparece la inflamación y que cuando finalmente aparece la puntita blanca a las pocas horas el granito desaparece.
Investigaciones modernas hablan de microbioma o de flora normal. Ya esta comprobado que necesitamos de esos simbiontes. ¡Hasta se calcula que tenemos más bichos que células!
No existen los buenos y los malos. Esas no son palabras presentes en la naturaleza. Existen situaciones más o menos intensas que requieren que más de esos ayudantes se pongan a trabajar.
Es en estos casos más extremos es donde el uso de medicamentos puede ayudar mucha a controlar los síntomas.
“Gordon y su equipo descubrieron por primera vez que el conjunto de microbios que tienen todas las personas en el aparato digestivo, llamado microbiota intestinal, es fundamental para la regulación de la fisiología. Ahora se sabe que las alteraciones en la comunidad de bacterias que forman la microbiota pueden causar enfermedades e incluso problemas de desarrollo.
Esa es la premisa del libro divulgativo Contengo Multitudes del periodista Ed Yong, quien explica que “tenemos alrededor de 30 billones de células humanas y 39 billones de células de microbios, prácticamente un empate”. Sin embargo, la variedad de los microbios es abrumadora; juntos reúnen cien veces más genes de los que contiene el ADN de una persona. “En ese sentido somos más microbianos que humanos”, dice Gordon.
Usando la lupa de las 5LB podríamos afirmar que el hecho de asociar problemas fisiológicos y de desarrollo a cambios en la microbiota no se deben en realidad a qué los cambios en los germenes son la causa de los problemas sino que los cambios fisiológicos y patológicos provocan que la microbiota se modifique para hacer frente a la nueva situación. Nuestros ayudantes siempre saben cómo nos pueden ayudar mejor.
La microbiota de las personas con sobrepeso es diferente a la de los flacos porque el sobrepeso es una adaptación al ambiente y la microbiota ayuda a mantener ese equilibrio que es el necesario para sobrevivir en ese ambiente en particular. Para bajar de peso es necesario un cambio en la percepción del ambiente que va a ir acompañado de un cambio en los gérmenes intestinales.
Todo bio- lógico, lógico para nuestra biología perfecta.
Los microorganismos, hongos y bacterias, son parte de este sistema. Son nuestros albañiles a la hora de reparar los tejidos.
El problema aparece si los tejidos que tienen que reparar son muy extensos o están muy dañados. En esos casos es que los cuadros infecciosos, acompañados de un cuadro inflamatorio importante, pueden ser peligrosos y poner en jaque nuestra supervivencia.
La historia de nuestro conocimiento de los gérmenes se remonta a Pasteur, que es considerado el pionero de la microbiologia. Sin embargo en esa misma época otro científico Antoine Bechamp comprobó que los gérmenes aparecían en un organismo como consecuencia y no como causa de las enfermedades, esto último más acorde a lo que se conoce hoy en día.
En algo tan banal como el acné, que mucho hemos tenido, podemos experimentar que primero aparece la inflamación y que cuando finalmente aparece la puntita blanca a las pocas horas el granito desaparece.
Investigaciones modernas hablan de microbioma o de flora normal. Ya esta comprobado que necesitamos de esos simbiontes. ¡Hasta se calcula que tenemos más bichos que células!
No existen los buenos y los malos. Esas no son palabras presentes en la naturaleza. Existen situaciones más o menos intensas que requieren que más de esos ayudantes se pongan a trabajar.
Es en estos casos más extremos es donde el uso de medicamentos puede ayudar mucha a controlar los síntomas.
“Gordon y su equipo descubrieron por primera vez que el conjunto de microbios que tienen todas las personas en el aparato digestivo, llamado microbiota intestinal, es fundamental para la regulación de la fisiología. Ahora se sabe que las alteraciones en la comunidad de bacterias que forman la microbiota pueden causar enfermedades e incluso problemas de desarrollo.
Esa es la premisa del libro divulgativo Contengo Multitudes del periodista Ed Yong, quien explica que “tenemos alrededor de 30 billones de células humanas y 39 billones de células de microbios, prácticamente un empate”. Sin embargo, la variedad de los microbios es abrumadora; juntos reúnen cien veces más genes de los que contiene el ADN de una persona. “En ese sentido somos más microbianos que humanos”, dice Gordon.
Usando la lupa de las 5LB podríamos afirmar que el hecho de asociar problemas fisiológicos y de desarrollo a cambios en la microbiota no se deben en realidad a qué los cambios en los germenes son la causa de los problemas sino que los cambios fisiológicos y patológicos provocan que la microbiota se modifique para hacer frente a la nueva situación. Nuestros ayudantes siempre saben cómo nos pueden ayudar mejor.
La microbiota de las personas con sobrepeso es diferente a la de los flacos porque el sobrepeso es una adaptación al ambiente y la microbiota ayuda a mantener ese equilibrio que es el necesario para sobrevivir en ese ambiente en particular. Para bajar de peso es necesario un cambio en la percepción del ambiente que va a ir acompañado de un cambio en los gérmenes intestinales.
Todo bio- lógico, lógico para nuestra biología perfecta.