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¿El estrés puede dejar su huella incluso en los recién nacidos?

Hoy la idea psicosomática del ¨estrés¨ está muy enquistada y se resiste a evolucionar, y en medicina se considera un fenómeno secundario que actúa accidentalmente sobre el cuerpo de manera desconocida o poco clara.
Sin considerar la reacción sensata de la biología al ambiente, mapeada por las 5LB, permanecemos en un recinto conceptual (siempre fuera de tiempo) en donde el hombre es visto como la suma de planos de compartimentos estancos: la sociología/ la psicología/ las emociones/ el alma/la química/ la mente/ el cuerpo, etc.

Inmersos como estamos en este concepto tan arraigado en la cultura, incluso con el mejor intento resulta inevitable que aparezcan estudios que nos dejas estupefactos con la ingenuidad de sus conclusiones:

Pediatría: el estrés deja huellas, incluso bebés de 4 meses lo recuerdan.

"Estos resultados confirman que ya a los 4 meses los bebés tienen memoria de un evento estresante incluso luego de pasadas dos semanas y que este recuerdo se manifiesta sobre el plano fisiológico en cambio que comportamental - afirma el jefe responsable del equipo de estudio, Rosario Montirosso- [...] La cosa que más sorprende es que se la revelado que, incluso a esta edad, el recuerdo de una experiencia emotiva estresante perdura por un largo período de tiempo".
Fuente: AdnKronos [ITA]

Por lo tanto, sorprende el hecho de que un bebé tenga memoria de un evento traumático por un período ¨largo¨ de 2 semanas y sorprende más aún que esto pueda provocar un cambio a nivel fisiológico ( aquel ¨en cambio que¨ es emblemático).
Tratándose de niños, se presupone que estos no tienen una memoria o una percepción lo suficientemente desarrollada para registrar un evento durante un largo periodo: "Ya se sabe de la capacidad, incluso de los niños pequeños, de recordar objetos o acciones -explican los expertos- se sabe muy poco de la memoria sobre eventos sociales y emociones¨.

El estudio es interesante por la prueba concreta que aporta, pero el tono de la noticia, observado con la ¨lupa¨de las leyes biológicas, hace que suene como del mundo del revés.
La sorpresa que emerge de estos estudios es perfectamente coherente y fruto de la exasperada fragmentación del conocimiento, cosa típica en nuestro tiempo.

Voy a intentar ahora reestructurar la conclusión del estudio con un sentido puramente biológico: para empezar, el ¨estrés¨ entendido genéricamente no tiene una relevancia práctica en la reacción particular del organismo, y lo hemos comentado con la primera ley biológica.
Observemos, en detalle, el experimento: los bebés no responden a un estrés genérico, sino la comportamiento inesperado de la madre en el test Face-To-Face-Still-Face, un test que involucra a la pareja madre-hijo en una interacción cara a cara, en el curso del cual la madre es instruida a suspender momentáneamente la comunicación, observando a su hijo sin hablar ni tocarlo y manteniendo una expresión neutra en el rostro.
Los bebés reaccionan a este estímulo aumentando el cortisol: este es el primer síntoma, que indica que el organismo ha entrado en la Fase Activa de la curva bifásica, como respuesta al peligro (¡la madre se ausenta de forma imprevista!).

Para un recién nacido, tal (aparentemente insignificante) evento puede ser vivido de manera altamente dramática, porque su organismo está en una condición de extrema fragilidad (se encuentra en total simbiosis con la madre), en un período de máxima disposición para aprender todas las estrategias de supervivencia que le son útiles para superar las dificultades que la vida le presenta y que le presentará en el futuro.
Es justamente en el vientre de nuestra madre y en los primeros meses de vida que aprendemos casi la totalidad de las reacciones a las situaciones conflictuales (o sea que es ahí donde tenemos casi la totalidad de los famosos DHS).
Por el resto de nuestros días aplicamos ese primer equipamiento de experiencias a todo lo que se parece a aquellas dificultades.

Entonces,¿cómo maravillarse con el hecho de que el recién nacido tenga memoria por 2 semanas de un evento dramático? Aquella memoria tiene buena probabilidad de actuar sobre el individuo, de manera más o menos profunda, durante toda su vida. Nosotros lo llamaremos riel.

Con la revisión de esta noticia quiero llamarles la atención sobre cómo la fragmentación del ser en emociones, psicología, conciencia, razón, fisiología, etc. es un punto de partida que no nos puede llevar a conclusiones de valor.

¿Cómo puede un bebé de 4 meses estar estresado? ¿Y además recordarlo? Parece decir el lector.
(Como diciendo: ¿pensaban, queridos padres, que estaban seguros, de que como es un bebé no entiende y se olvida fácilmente?)
Pero sobretodo: "¿por qué su cuerpo debería reaccionar físicamente a una emoción?"

A todo esto es imposible responde si se continúa a considerar cuerpo, mente y emoción como entidades separadas que pueden influirse mutuamente. Pero no se influencian, son simplemente la misma cosa.
Se vuelve, en efecto todo claro y evidente cuando es aquella misma cosa la que reacciona en términos de pura conservación de la vida.
Se vuelve así incluso natural y lógico que la fisiología reaccione a un evento peligroso y chocante, también en un niño. Y que este niño tienda a recordarlo para para enfrentar mejor el futuro.
Y resulta perfectamente lógico que lo haga, de la misma forma, incluso un feto, un animal, una célula y el más primitivo de todos los protozoarios del planeta.



traducción y dirección

Matelda Lisdero

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