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Un momento...

Errare biologicum est, perseverare autem humanum

Cuando nos encontramos frente a una situación de tener que soportar un síntoma crónico que perdura en el tiempo o una enfermedad con síntomas evidentes, podemos estar seguros de que aquella respuesta del cuerpo no nace de un evento único sino de la acumulación de continuas recidivas.

El miedo y el dolor, la madre y el padre de la pulsión por la vida, son las fuerzas que nos impulsan hacia la supervivencia, las fuentes de energía que impregnan a todos los seres vivos.
Estas fuerzas son usadas sin obstáculos por los animales, por ejemplo, un lobo , que cuando siente las garras del hambre o cuando está en peligro, tiene dos caminos definidos: ataca o escapa.
Y si debe luchar por la posición de macho alfa con otro lobo, en el momento en que es derrotado toma definitivamente el rol de lobo sometido y ese es su lugar en el mundo.
Esta actitud es, en un ejemplo un poco brusco, el programa que ofrece la biología para el mantenimiento y la expansión de la vida.

El ser humano domesticado, en cambio, cuando se encuentra en la posición biológica de atacar o escapar, adopta una cantidad ilimitada de opciones adicionales: atacar, escapar, vengarse, sentir culpa, guardársela , sentir lástima, aferrarse hasta la muerte…..todos recursos que inventamos para permanecer inmóviles, para no sentir y no usar esa fuerza poderosa y esencial, no concediendo con flexibilidad el flujo de la vida, sino en la mayoría de las veces, quedando hipnotizado por la película que proyectamos una y otra vez en nuestra cabeza.
¿Se imaginan un lobo que después de la lucha se roe el hígado por el resto de sus días, repitiendose ¨te la haré pagar caro...¨ ?

Esta capacidad de perseverar es claramente humana, y nos ha permitido explorar el cosmos, alcanzar metas inimaginables, superar los límites aparentemente insuperables.
Pero cuando hablamos de patología , este es también nuestro talón de Aquiles: cuando el perseverar se transforma en inflexibilidad en una actitud repetitiva que entra en conflicto con la biología, se estructura el motor de esos fenómenos que llamamos ¨enfermedad¨. 

Porque miedo, dolor y rutina son los protagonistas en mi profesión, retomaré este gran tema ampliamente.
Ahora no voy a insistir más, pero yo sugeriría una paráfrasis que creo que es perfecta como introducción al divertido fragmento del video a continuación: Errare biologicum est, perseverare autem humanum.



traducción y dirección

Matelda Lisdero

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