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¿Curación? Si gracias, pero ¿estoy verdaderamente listo para curarme?

Cuando uno se siente mal se suele decir que se está ¨enfermo¨ auto atrapándonos en una peligrosa identificación de la cual a menudo resulta difícil renunciar por una serie de implicancias funcionales secundarias y en su mayoría inconscientes.
Ligada a la palabra ¨enfermedad¨ se encuentra la palabra ¨curación¨, entendida en este contexto como la restauración de un estado de bienestar psicofísico que me permita volver a llevar una vida plena...y tal vez con un valor agregado por la experiencia que se acaba de transitar.
¿Pero se puede verdaderamente curar?
O mejor dicho
¿...estoy verdaderamente listo para ¨curar¨? 

En el caso de ¨enfermedad¨ usualmente recurrimos a una intervención externa que individualice un diagnóstico y prescriba una terapia. Pero ¿cuántas veces nos curamos sin ni siquiera iniciar un tratamiento? o viceversa, ¿cuántas veces no alcanzamos a ¨curarnos¨ aun con los miles de enfoques convencionales y/o alternativos?¿Por qué una intervención terapéutica, de cualquier tipo, para un mismo diagnóstico, para algunas personas funciona y para otras no? ¿ Que hace la diferencia en el proceso de curación?
La persona misma. Punto.
Entonces es oportuno conocer cómo funciona esa persona desde varios puntos de vista. 

Si no partimos de estas consideraciones, si no empezamos por las respuestas a estas preguntas, con estas dudas acerca de nuestra capacidad de curación, no será posible esperar curarse, podremos contentarnos con poner un parche viviendo la enfermedad como un drama esperando que alguien encuentre una solución para nosotros.
Viceversa, si nos detenemos un momento a pensar, sabemos muy bien - y las investigaciones sobre la aplicación médica actual prueban- que el proceso de curación es un proceso ligado a la ¨persona¨ que lo vive independientemente de las técnicas o intervenciones externas.

Aun con todos los soportes, medicamentos e intervenciones que podemos utilizar , la ¨verdadera curación¨ tiene que ver con nuestra biología, con el funcionamiento de la máquina biológica, con el funcionamiento de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, y de nuestra percepción del mundo.

La curación y la muerte son procesos naturales de todos los seres biológicos. También plantas y animales se curan y se mueren, pero como seres humanos podemos hacer un esfuerzo mayor que nos distingue de otros seres vivientes con el objetivo de poder reconocer cómo llegamos a ¨enfermarnos¨ y que cosa podemos hacer activamente para empezar a estar mejor: lo primero es comprender cómo funcionamos antes que nada como ¨máquinas biológicas¨ dotadas de una serie de automatismos que actúan para permitir una mejor adaptación a los continuos cambios que se producen dentro y fuera de nosotros. (Se trata de programas biológicos automáticos, heredados de la evolución de la especie, que le han permitido al homo sapiens no extinguirse y a nosotros sobrevivir hasta este momento)

Ahora la pregunta es: ¿Estoy dispuesto a conocer para comprender y poder tener un mínimo de autogestión de mi salud? ¿O prefiero permanecer en la ignorancia de lo que está sucediendo en mi cuerpo y confiar pasivamente con la esperanza de que alguien encuentre el remedio justo y que por fortuna o gracia divina, funcione para mi compleja y ¨ÚNICA¨ máquina biológica? 

Como para todo lo que nos compete en la vida, también en este caso es cuestión de elección y cada uno decidirá en base a sus propios condicionamientos y a las propias creencias

Un primer paso hacia una elección con conciencia es observar y reconocer, con honestidad hacia nosotros mismos, cuanto de esos condicionamientos son guiados por el miedo (que nos induce a elecciones apresuradas y a creer en el cuidado por una cuestión de fé) y cuánto, en cambio, se basa sobre datos concretos, observables y objetivos por los cuales consentimos actuar con ¨conocimiento de causa¨ para nuestra salud. 

Debo anticiparles que el conocimiento es sólo el primer escalón de la escalera hacia la ¨curación¨; la disponibilidad interior es el escalón siguiente necesario.

Me complace transmitirte a ti, que estás en un camino de búsqueda, que de ¨malo¨ no hay nada en la naturaleza sólo el MIEDO mismo...y el conocimiento de las 5 leyes biológicas puede ser un instrumento de exploración y verificación de esta dinámica humana.



traducción y dirección

Matelda Lisdero

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