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Un momento...

Terapia. ¿Aquella en la que se ¨debe resolver el conflicto biológico¨?

No el conflicto sino la posición de la persona
en relación a su ambiente es este instante.
Al acecho del conflicto 
Las respuestas fisiológicas del organismo nacen de uno o más eventos dramáticos delpasado.
Con una visión mecanicista y lineal podemos pensar, como se piensa hoy en relación a los virus, que debemos descubrirlos y removerlos, pero: ¿Tiene alguna utilidad? Y Si la tiene: ¿Es posible hacerlo?
De un punto de vista técnico hemos ya visto que, muchas veces, indagar No es útil y esto debería ser suficiente para evitar la caza del tesoro.

Por otro lado, si la consciencia hizo el esfuerzo de esconder ese monstruo, ¿Tiene sentido revolver todo para poder verlo?
La respuesta es: a veces sí y a veces no.
A veces es necesario, y ocurre con frecuencia, que la persona se da cuenta de que cuando era pequeña aquello era un monstruo pavoroso pero hoy de adulta, el monstruo es, en efecto, minúsculo.
A veces, en cambio, ese escondite no es accesible y debe ser mantenido así: un espacio sagrado. Violarlo, rompiendo la resistencia de la conciencia puede provocar más daño que no hacer nada. Puede no ser el momento, puede necesitar su propio tiempo, puede no ser accesible nunca.
Estamos hablando de movimientos delicados y de espacios donde se tiene que entrar en puntas de pie y con una conexión muy profunda.
Así, el remedio, ¨encuentra el conflicto y resuélvelo¨, que muy frecuentemente es propuesto ingenuamente por quien se acerca a las 5 leyes biológicas por primera vez, puede ser, no solo ineficaz, pero peligroso.
Además teniendo en cuenta una visión puramente teórica, la idea de que se puede resolver un conflicto no tiene sentido y es imposible de la misma modo que resulta imposible cambiar el pasado.

Lo que debe entenderse es que frente a un proceso biológico en acción (llamado ¨enfermedad¨), no existe ninguna regla acerca de qué hacer, solo aquella de estar a disposición de dar cabida al individuo en su singularidad, con su historia única y su percepción única de la realidad, que no puede ser homologada a ninguna otra.
Incluso cuando un caso nos recuerda a otro ya visto no quiere decir que aquello que funcionó funcione en este caso.
A lo único que se tiene acceso es a la precepción de sí mismo y de la realidad en ese preciso instante. La percepción puede ser ayudada a colocarse en el lugar mínimamente suficiente para poder observar el mundo de forma diferente.
De esta nueva posición la persona puede encontrar por si misma (no puede ser convencida o persuadida) una modalidad de reacción diferente al esquema habitual, que es el que la tiene atrapada en el pasado. 
Por este motivo, con el conocimiento de las leyes biológicas no es posible generar protocolos, recetas, y todas las soluciones rápidas a las que estamos tan habituados.

Tomar consciencia 
¨Yo conozco mi conflicto pero no pasa nada¨ es la reacción normal de quien descubre las leyes biológicas e intenta entenderlas y verificarlas como puede.
Una idea que es alimentada de una proposición que sostiene que ¨ hacer consciente el conflicto lo resuelve¨.
Desafortunadamente, sin embargo, esta no puede ser una regla y, de hecho, también es un hecho poco habitual.

Pero, las leyes biológicas NO son una terapia
He hablado hasta aquí de intervenciones.
¿No ha notado algo extraño? ¡Y como si es extraño!
 Demos un paso para atrás y escribamos en la piedra esta frase: las leyes biológicas no son un método terapéutico.
El que habla de leyes biológicas no hace terapia. El médico, el psicólogo, el terapeuta, son ellos lo que hacen terapia, ¨maestros del arte de curar¨, cada uno con su particularidad e instrumentos diferentes.

En efecto, cuando se objeta ¨he visto con mis propios ojos que la Nueva Medicina del Dr. Hamer no cura y no funciona¨, se dice sin tener en cuenta la base fundamental:

- las leyes biológicas explican el mecanismo de la naturaleza y no son un método terapéutico  
- conocer las leyes biológicas no cura, así como conocer la gravedad no enseña a volar-¨entender¨ el conflicto no produce ningún efecto si la persona no se pone en la posición de hace algo distinto en su propia vida. 

En la difusión y divulgación de las leyes biológicas puede ser ciertamente útil hablar de DHS y estudiar la lista de conflictos con fines puramente didácticos; sin embargo, esto no se asemeja en nada a una intervención terapéutica, solo pensarlo es perjudicial.
La actitud ¨encuentra el conflicto y se resuelve¨ es una deducción que nace (y muere) en el mismo ámbito teórico.
Lo que se hace en el estudio de las leyes biológicas es muy distinto de lo que se hace en el campo de la intervención terapéutica y es bueno tener cuidado de no mezclar las cosas.

En base a estos temas críticos quien se acerca a las leyes biológicas sepa que lo está haciendo para aprender algo nuevo y dejar de lado una gran cantidad de miedos y no para sanar o curarse. Y si alguno intenta ¨curarle el conflicto¨ tendrá que defenderse.
En definitiva, un poco de atención y respeto por sí mismo, porque un contacto íntimo y profundo es una condición que obliga a manejar con guantes de seda eso que es tan sagrado para cada uno de nosotros.

Ejemplo simplificado pero concreto de abordaje de parte de un estudiante inapropiado en el manejo de casos reales: 
Mujer soltera desde hace años con un proceso activo en el útero: sentido biológico ¨ querer anidar el ovulo para tener un hijo¨. 
No se conoce nada de esta persona. 
El método diagnóstico sería: ¨El DHS de tu útero nace de un sentido visceral de no poder tener un hijo¨. El mensaje, más o menos explícito sería: ¨si te quieres curar debes resolver el conflicto¨. Didácticamente no parece ser grave pero ¿Cómo puede sentirse esta persona con una sentencia de este tipo? ¿Qué cosa debe hacer? 
Está claro que, incluso reconociendo su conflicto, esta mujer podría quedarse quieta en la situación que se encuentra (y el síntoma permanecerá igual) o podría hacer una locura que resolvería el conflicto pero podría provocarle un problema más grave aún. 
La mujer diría: ¨Me ha dicho el doctor que debo tener un hijo¨.



traducción y dirección

Matelda Lisdero

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