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La guerra (en Siria), evidencia brutal de las leyes biológicas

No quieren quedarse dormidos por miedo a no despertar y no son capaces de hablar. En Siria uno de cada 4 niños tendrá problemas mentales.
Fuente: Left sobre un reporte de Save The Children

[Nuestros comentarios entre paréntesis]
"El aumento de la agresividad en la relación de los niños con su familia y amigos es lo mínimo y prácticamente habitual en casi todos los niños (casi 81%), al que se agregan pesadillas nocturnas [CE], autolesiones [constelación compulsiva y agresiva] y intentos de suicidio [constelación post-mortal].
Muchos tiene terror a quedarse dormidos por el miedo de no despertarse más. «La falta de sueño y de reposo [simpaticotonía permanente] es extremadamente peligrosa para la salud física y mental de los niños y puede tener graves consecuencias de naturaleza psiquiátrica así como enfermedades que pueden ser mortales», se lee en el reporte.
Mientras «la mitad de los adultos entrevistados denuncia que los niños no son capaces de hablar [constelación autista]», explican los investigadores. Algunos ahora solo saben gritar.
Tienen dificultad respiratoria [susto inesperado y amenaza ¨en el territorio¨, laringe y bronquios] y sufren de parálisis temporal de las extremidades [movimiento impedido, no poder escapar].
También, «son muchísimos los niños que sufren de micciones involuntarias y de enuresis nocturna (lo refiere el 71% de los adultos) [imposibilidad de encontrar su lugar, para evitar ser invadido]».
Basta con que el viento golpee la puerta para generar una reacción de pánico [riel].
El terror principal de los niños, como es comprensible, es perder a su familia, de ser desgarrados por la violencia. Dos niños cada tres dicen haber perdido un ser querido y muchos han visto morir a sus propios padres, familiares o amigos. Otros simplemente desaparecieron."



Estos son los casos en los cuales no hay ciencia ni evidencia que sirvan para explicar las cosas.
Todas las reacciones biológicas que leemos parecen sensatas y sin incertidumbre. Descontado.
La vida está en estrecho contacto con la violencia, hasta el límite de la supervivencia, se expresa por cualquier medio, en un intento desesperado por liberarse de las condiciones insostenibles.
Indecibles sufrimientos a los que se adaptan, incluso por tiempos demasiado largos.

Cuando dudamos si la sola percepción de peligro pueden provocar reacciones no solo psíquicas sino incluso físicas hasta provocar ¨enfermedades mortales¨, recordemos la terrible experiencia de la guerra.
Recordemos que también nosotros como el prójimo, en la vida podemos vivir ciertos eventos con una sensación de profunda gravedad; que ¨el terror de perder la familia, de ser desgarrado con violencia¨ es una condición que no es poco común incluso en nuestra hermosa y opulenta sociedad.

Cuando seamos testigos de una parálisis inesperada o de una reacción autista recordemos a estos niños: porque en ausencia de un elemento obvio como un elefante en una cocina (la guerra), aquí, en nuestra tranquilidad italiana, frente a una parálisis o al autismo, se debería buscar la causa en todas partes excepto en un acontecimiento psíquico.
Cuando decimos ¨los inmigrante traen las enfermedades¨, recordemos que el único contagio que traen estas personas es el terror de haber mirado a la muerte a la cara cada santo día.


"Me siento deprimido como si estuviera en otro mundo. Cuando me despierto y me doy cuenta que todavía estoy acá, siento que no puedo mover mi cuerpo" Mohammed, 15–17, Ghouta este.

"Mi padre fué arrestado hace 5 años. Cuando lo recuerdo me duele la cabeza. Siento que el mundo se hace pequeño." Ahmed, 15–17, Ghouta este

"Mi corazón está mal porque late muy fuerte porque estoy aterrorizado" Nour, 5–7, Aleppo

“Me enojo cuando alguien de mi familia o de mis amigos muere. Me siento mal del pecho y no logro respirar bien, entonces me siento porque no quiero gritar ni golpear a alguno de rabia". Saif, 15–17, Aleppo

"Cuando me siento solo y comienzo a pensar el estómago me hace sentir mal. Es ahí cuando entiendo verdaderamente la situación en que me encuentro" Tarek, 15–17, Ghouta est

Fuente: relato INVISIBLE WOUNDS - The impact of six years of war on the mental health of Syria’s children



traducción y dirección

Matelda Lisdero

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