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Un momento...

La caza del culpable frente a la muerte

A partir de mi experiencia con un diagnostico tumoral comencé a darme cuenta que muchas personas que gozaban de buena salud y vitalidad se pusieron mal solo después de haber recibido un diagnostico definitivo y no antes.
Repentinamente se desplomaban sobre sí mismos en un colapso psicofísico ciertamente no justificado por un fibroma uterino o por un nódulo en un pulmón o por una dificultad motora en un brazo o una pierna.
En la consulta individual pude conocer también personas que, confiando en el poder curativo de la quimioterapia, habían soportando todos los pesados efectos colaterales con entereza y participación activa y sin embargo se desplomaron cuando les fue comunicado que los resultados no eran lo satisfactorio que se esperaba, porque la masa de 6 cm del páncreas (con la cual había vivido lo mas bien hasta ese momento) no se había reducido como se esperaba y entonces: ¨no queda nada más para hacer¨.
Desafortunadamente esta frase tiene un gran poder hipnótico que sugestiona a la persona a creer que es su cuerpo el que no puede hacer nada (como si pudo hasta el momento antes del diagnostico) en vez de considerar que es la medicina la que esta ¨terminal¨ en el sentido de no tener otra cosa para ofrecer. 

He visto sobre otros y sobre mi misma el efecto hipnótico del anuncio de un diagnostico tumoral o de la ¨fase terminal¨: la psiquis y el cuerpo comienzan a estar mal.
No existe píldora para recuperarse una vez que la sentencia es emitida. ¿Qué ha sucedido? Inmediatamente hemos interpretado en forma automática y definitiva eso que nos han dicho o que está escrito en un informe sin dar espacio a alguna reflexión crítica y sin haber preguntado las especificaciones sobre nuestro caso individual. Abrumados por el pánico y con la sensación de no tener tiempo nos proyectamos en un nefasto e ineludible futuro como si estuviese escrito y programado porque nos han dicho que estamos enfermos gravemente y que no hay tiempo para perder. Una reacción comprensible debido al miedo de estar en serio peligro de vida,

Pero: ¿Por qué justo en ese momento se comienza a estar mal?
No es la quimioterapia, no es la terapia invasiva, no es el sobrediagnostico, no es el encarnizamiento terapéutico, no son las metástasis, ni tantos otros factores externos que hacen morir a una persona diagnosticada ¨enferma¨. Son los ingredientes internos: el miedo, la perdida, el no tener vía de salida…
Estas percepciones son disparadores de una serie de reacciones biológicas en cascada (retención de liquido, aceleración metabólica…, procesos bien conocidos en el ámbito de las 5 leyes biológicas) que llevan al organismo a consumirse y a empeorar el cuadro clínico incluso en un tiempo muy breve ( la así llamada ¨enfermedad fulminante¨).
Son muchísimos los casos de ¨incidentalomas¨ (tumores encontrados en estudios ocasionales o preventivos) en personas completamente sanas y en forma, que cuando se les diagnostica un ¨cáncer en pocas semanas se les acerca el final de la vida. No son en absoluto raros.

En este punto seria espontaneo echarle la culpa a los que nos dan el diagnostico e incluso un tratamiento. En vez somos nosotros los responsables cuando nos quedamos con lo primero que nos dicen sin hacer preguntas, considerando el diagnostico algo estático y definitivo cuando es en realidad dinámico y probable.
El cuerpo y la psiquis están aterrorizados de ese escenario que en realidad puede no pertenecer a mí en absoluto, desencadenando la hipnosis y el colapso físico.
Si hoy no me pueden decir cómo y porque mi cuerpo desarrollo un tumor (etiología personalizada) ¿Cómo pueden estar seguros de tener la cura justa para mi caso específico? (terapia personalizada).¿Cómo pueden estar seguros entonces de que si no sigo con sus indicaciones no sobreviviré, cuando al mismo tiempo, si sigo con sus indicaciones no me garantizan que voy a curarme ni tampoco que voy a sobrevivir? 

A los médicos que les hice esta pregunta no pudieron darme una respuesta y fueron sus silencios elocuentes los que hicieron que inicie mi búsqueda.
La medicina no da ninguna certeza, ni de etiología, ni de terapia y los hombres de ciencia esto lo saben y lo dicen. La medicina se basa en recomendaciones construidas en base a dinámicas de población y no sobre el individuo particular. Sin embargo no por esto es justo y sensato encarnizarse contra los médicos con la presunción de que ¨quieren hacernos mal¨, pretendiendo enseñarles una verdad diferente. En este caso es legítimo que tengan una reacción de defensa (reforzando la medicina defensiva) Si nos ponemos verdaderamente en el lugar de ellos veríamos su posición con otros ojos: descubriríamos personas y no médicos, que con lo que saben están haciendo lo mejor que pueden.
Del mismo modo que es insensato para el bien del un paciente que un medico lo culpe por su elección terapéutica.

En el ímpetu de tener que encontrar un culpable de nuestras desgracias les recomendamos que pongan la atención en su interior y que asuman la responsabilidad que nuestro estar bien o mal depende de la percepción que tenemos de las cosas. El mundo está hecho de cierto modo y somos responsables de nuestra manera de percibirlo.
No podemos permitir más, ahora más que nunca, apuntar a lo exterior como responsable de nuestros males, nuestras pérdidas, nuestra muerte o la de los demás.
Ninguno de allá afuera es culpable de cómo estamos, de cómo nos sentimos, de nuestro destino, de nuestra vida o de nuestra muerte. La creencia más fuerte a la que adherimos nos construye la realidad que vivimos, como un abrigo que nos cosen a medida y que ningún otro puede ponerse. No es más el momento de buscar afuera de nosotros los culpables, verdaderos o presuntos.

Estos comportamientos se convierten en la excusa óptima para no entrar en contacto con nosotros mismos e impiden que veamos las cosa que nos están llevando al borde del abismo de la salud, y ni nos imaginemos que pasa estando ¨enfermos¨.
Acusar a un ¨sistema¨ de afuera, que nunca le va a hacer bien a todos, consume inútilmente energía, tiempo y recursos que podremos en vez, usar para explotar al máximo lo que tiene de bueno y que puede ser muy útil en algún momento (guardia de emergencia, intervención quirúrgica, medicamentos sintomáticos y medicina complementaria).
A veces podemos estar tan cegados por querer oponernos, identificándonos con el rol de ¨víctima del sistema¨ que no vemos las cosas que pueden sernos funcionales, que pueden favorecernos y hasta salvarnos la vida.
Siempre que no ocuparnos de nosotros mismos no sea un modo de dejarnos morir lentamente porque en el fondo no tenemos más un buen motivo para permanecer aquí, en incluso la elección de irse por cuanto inconsciente, es respetable: pero esta es otra historia que amerita un espacio propio…

No hay duda de que se necesitan cambios a escala general , pero un sistema no se cambia en bloque: el cambio de paradigma, de creencia y de visión parte del individuo singular que comenzando por percibir el sentido biológico de la así llamada ¨enfermedad¨ reduzca el miedo y tenga más espacio y más posibilidades para afrontar y cumplir con su elección usando todo lo que tiene a su disposición.
Seamos curiosos, busquemos la fuente, el origen, los hechos concretos, la EVIDENCIA, como lo haría un meticuloso detective.
La responsabilidad de informarnos y de discernir es solo nuestra. Vale tanto en la medicina como en cualquier otro ámbito de nuestra vida, Existe tanta información pero la facultad de discernimiento, indispensable para superar cualquier crisis, nos llega solo con un HONESTO autoanálisis.

Comprender como funcionan las 5 leyes biológicas nos permite focalizar la atención dentro de nosotros, observando cómo nos estamos moviendo en el mundo, sin posibilidad de contarnos fabulas porque el lenguaje del cuerpo es la prueba de cómo estamos.
Nos permite afrontar los anatemas con una percepción diferente, nos hacen responsables y más activos en nuestras elecciones para poder obtener el máximo de la ciencia médica.
Las leyes biológicas nos dicen que eso que obstinadamente llamamos ¨enfermedad¨ en realidad es un programa de supervivencia que ha funcionado por millones de años.
Todo el resto lo hace nuestro sistema de creencia.

Buena investigación y verificación a todos!

¨La caccia al colpevole di fronte alla morte¨, traducido por Dra Matelda Lisdero



traducción y dirección

Matelda Lisdero

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